Si bien hay hormonas destacadas en la producción y eyección de la leche materna, en todo el período de lactancia existen múltiples interacciones hormonales, que favorecen o no a distintos aspectos de este periodo, incluso hasta hoy no se conocen exactamente todas las repercusiones de algunas hormonas y otras sustancias en la fisiología de la lactancia materna.
A su vez, el mundo hormonal está muy ligado y en permanente contacto con nuestros sentimientos, experiencias, vivencias y espiritualidad.
Todo lo anterior, determina que las lactancias sean únicas e incomparables, y a su vez, que un mismo período de lactancia sea dinámico y cambiante. Por eso los altibajos de esta gran etapa vital son esperables, frecuentes, habituales; y cuántos “bajos” o “altos” existan, y qué magnitud tengan, no es una medida establecida a nivel académico, es totalmente subjetivo y personal. Como vive y transita cada madre y cada familia estas sinuosidades, es único.
Las madres caminan por sus lactancias con una mochila “cargadita” de muchas cosas, desde la primera vez que invitan a su o sus bebés a amamantar, y ellas interactúan de forma única en cada experiencia.


Volviendo a nuestras queridas hormonas, hay dos que son las estrellas: prolactina y oxitocina, y participan de lo que se llama ciclo de oferta/demanda.
La liberación de oxitocina responde a dos mecanismos: la succión y la dilatación de los conductos. Lo maravilloso de la oxitocina, es que también se puede liberar en otras condiciones, como frente al llanto del bebé, recuerdos, estímulos visuales, olfatorios, etc. Por eso se considera muy importante, que aquellas madres que estén separadas de sus bebés en el período de lactancia, sobre todo en el período temprano (por dificultades de salud en ellas o en sus bebés por ejemplo), vean y/o escuchen a sus bebés a través de fotos o videos, mientras se extraen leche para ellos.
También se sabe que durante los episodios de estrés o dolor se secretan sustancias (neurotransmisores) que pueden alterar la liberación de oxitocina. Cuando no se secreta suficiente oxitocina, la leche no brota (eyecta) fácilmente, por más que exista una producción adecuada de ella. Por esto es recomendable amamantar y/o realizar la extracción de leche en lugares tranquilos, cómodos, que preserven la intimidad, y que la madre esté calmada durante el proceso.
Entonces, algunas sustancias como la dopamina, adrenalina y cortisol, las podríamos reconocer como “enemigas” de la oxitocina, pero también de la prolactina. Cuando la mamá está sometida a situaciones de estrés, falta de sueño, dolor o temor, se puede ver afectada la producción de leche y/o su eyección. Siempre hablando de una exposición constante y excesiva a estas situaciones, y habitualmente las alteraciones en la producción son reversibles.
Esta vez, nos dedicamos al área fisiológica de la lactancia, que por supuesto da para mucho mas; pero ya este vistazo nos muestra que es muy importante y valioso contar con apoyo e información durante la lactancia. Pero la receta no estaría completa si no sumamos paciencia, confianza, asesoría, perseverancia, acompañamiento, comprensión y amor.